Durante estos días, y cómo hacía tiempo que no se producía en esta provincia, muy golpeada por la corrupción y por las políticas  opacas del Partido Popular,  la ilusión se vuelve a percibir en el ambiente, la esperanza de cambio ya no es un simple anhelo, es una realidad, que hace que miles de personas vuelvan a creer  en que es posible, en que sí se puede.

El 24 de mayo daba comienzo ese cambio, liderado por Mónica Oltra en la Comunidad Valenciana y respaldado por Podemos, que ha sido patente en las instituciones de nuestra comunidad, desde que se produjera el acuerdo del Botánico y con esos cinco ejes básicos, destinados a asegurar políticas para las personas, contra la pobreza, contra la corrupción, apostando por un cambio de modelo productivo, por dignificar los servicios públicos y por supuesto, y como bien recordaba Mireia Mollà el domingo en el Acto Central de Campaña de Orihuela, para reclamar una financiación justa. Sin olvidar la necesidad de una auditoria ciudadana, para determinar la  deuda ilegítima que tenemos todos los valencianos y valencianas, consecuencia de la nefasta gestión realizada por el anterior gobierno, y con la que no tenemos que cargar.

Pues bien, en 6 meses de gobierno, se está demostrando que es posible, que es el momento.  Que nos merecemos gobiernos eficientes, transparentes y con corazón, por que como bien decía Oltra en Alicante, un gobierno que no tiene corazón, es un gobierno que permite que  Bankia, al frente de Rodrigo Rato,  estafe a miles de personas con las preferentes, es un gobierno que traiciona a la gente, es un gobierno sin corazón. Y es más, un gobierno que mira hacia otro lado ante las advertencias de UNICEF por las cifras de niños y niñas que viven bajo el umbral de la pobreza en España, gobiernos que llaman “jóvenes aventureros” a los miles y miles de jóvenes que se ven obligados al exilio laboral y gobiernos que son capaces de manipular los grados de dependencia para reducir las ayudas a las personas dependientes, vitales para miles de familias, esos gobiernos no nos representan y no los merecemos.

Pudimos ver hace unos días el último debate del bipartidismo, de dos fuerzas que se quedan atrás, por qué no han sabido escuchar el sentir de las personas, las necesidades de la gente, al servicio de las empresas del IBEX 35, que entienden la constitución cómo algo férreo e inamovible, y no cómo lo que es, un texto que debe asegurar el bienestar de las personas, que debe adaptarse a la sociedad para la que fue creada, cómo un órgano vivo.

Aquel que no es capaz de dar la cara, de mirar a los ojos de los más débiles, de interpretar los cambios de la sociedad a la que sirve,  de diagnosticar los problemas a los que hacemos frente día a día y que se ancla en el pasado, ese, vuelvo a repetir, no nos lo merecemos.

El próximo 20 de diciembre ha llegado el momento de continuar con el cambio, más que nunca, con candidatos al congreso como Beatriz Nadal  e Ignasi Candela, que hagan llegar los problemas de esta tierra y que realmente nos representan. Es el momento de votar, de ir a las urnas en familia, convencidos, orgullosos y con una sonrisa, con ilusión,  que ya estamos viendo, que es posible, que sí se puede.