“La cuantificación económica de los derechos tiene como finalidad que renunciemos a ellos”
Desde hace unas semanas no dejamos de escuchar en todos los medios e incluso en el debate de la calle lo caro que resultan las elecciones. Tanto es así, que los partidos del bipartidismo (PP y PSOE), se han comprometido a reducir el gasto de campaña. Resulta cuanto menos curioso que este debate surja precisamente de aquellos que tradicionalmente han alcanzado cifras estratosféricas en sus campañas electorales y, en el caso del PP, llegando incluso a financiarlas de manera presuntamente irregular.
Pero hay algo detrás de este mensaje que debería inquietarnos y que desde Compromís llevamos advirtiendo durante años: La continua cuantificación económica de los derechos fundamentales, que no tiene otra finalidad que crear, en el imaginario colectivo, la sensación de que los derechos son muy caros y que por tanto debemos recortarlos e incluso renunciar a ellos. Una idea por tanto envenenada, que parece estar calando entre una parte de la población y que hace que los poderosos se froten las manos: La ciudadanía exigiendo a sus gobiernos que recorten sus derechos.
«Hemos sufrido recortes infames mientras el PP desviaba miles de millones»
Hemos visto cómo, mientras nos contaban lo cara que resulta la Sanidad, privatizaban hospitales. O cómo destinaban más recursos a centros educativos de titularidad privada mientras cerraban aulas públicas y nuestros niños estudiaban en barracones. Hemos sufrido recortes infames en todos y cada uno de nuestros derechos más básicos, mientras el PP desviaba miles de millones para sus intereses particulares. Y ahora que tiemblan los pilares de un sistema que nos ha llevado a la ruina más absoluta, se sacan de la manga el último as: Las elecciones son caras.
Efectivamente, los derechos cuestan dinero (infinitamente menos que lo que algunos nos han robado, dicho sea de paso), se estima unos 200 millones de euros. Pero, ¿os imagináis el coste de no celebrarlas? ¿Os imagináis que el 26 de junio no fuera posible el cambio porque las fuerzas del cambio, que somos las que menos recursos destinamos, nos quedamos sin apenas representación por no haber podido hacer campaña para acabar con un gobierno que sólo defiende los intereses de los poderosos?
“El gasto militar supone una cifra de 17.465 millones de euros”
Incluso si entrásemos en su debate, la inversión de Podemos, Compromís-Podemos-És el moment, En comú podem y En marea supusieron un total de 2,5 millones de euros, frente a los 24,5 millones que gastaron PP y PSOE. Si comparamos estas cifras con los 17.465 millones de euros que suponen el gasto militar o los 11.000 millones de euros destinados a la Iglesia Católica en el ejercicio de 2016, el presupuesto electoral es ridículo. Como también lo es si lo comparamos con los 1.000 millones estimados en el caso CIEGSA o los más de 1.000 millones de Feria Valencia. Tanto es así, que según informes de la Generalitat, la corrupción en la Comunitat alcanzaría los 4.000 millones de euros.
Por último, nos gustaría que reflexionáramos sobre algunas cuestiones: ¿Cuál ha sido el coste social de las políticas de recortes en Sanidad y en Educación? ¿Qué coste social y económico han supuesto unas políticas que favorecieron la famosa burbuja inmobiliaria que nos ha llevado a la situación actual? ¿Qué coste ha tenido el saqueo continuado de las arcas públicas? ¿Cuál es el coste de los miles de millones de euros en cuentas offshore que no han tributado en España con la complicidad del gobierno? Quizás es la respuesta a estas preguntas la que nos dé la clave de por qué son necesarios unos nuevos comicios que acaben, por fin, con quienes han gobernado contra la mayoría de la población para defender los intereses de unos pocos.