Un sabor agridulce se me ha quedado este final de marzo. No sé si a Miguel le habría gustado el cirio pascual que se ha montado este mes «en su memoria». Lógicamente, no lo conocí. Al igual que tampoco conozco a su familia pero ya que todo oriolano se permite opinar sobre nuestro poeta, por la simple razón de que es algo nuestro, diré que no, que no le ha gustado el circo mediático que se formó ayer.
La inauguración de una casa natal que poco tiene de natal arquitectónicamente, pues lo que guarda mayor similitud con la real es el solar, ha sido el foco de riñas y portadas desde aquella inauguración de un sobrecoste que cerró a cal y canto durante 6 largos años. Sumamos también las trabas para su apertura por parte del mismo partido que decidió ayer cambiar en el Congreso una declaración institucional porque no le parecía bien «la lucha de Miguel Hernández contra el fascismo»,que fue lo que le mató. Había que suavizar y poner «defensa de la libertad», no sea que alguno de los suyos se mosqueara.
Con una entrega de llaves, que el ayuntamiento ya tenía, el President de la Generalitat, el Alcalde y representantes de otros partidos del consistorio oriolano (no todos) quedaron inmortalizados, bronca incluida porque no había silla para muchos, ni para López Bas- que bajaría de Barcelona olvidándose así del teletrabajo- ni para Paco Sáez.
En el fondo, después de todo, agradezco que Conselleria de Cultura- sí, la de Marzà, que ni todo lo hace bien ni todo mal- haya hecho el trabajo por devolverla al pueblo de Orihuela, en silencio y sin personalismos y de que no haya venido a dar el tijeretazo a la cinta a pesar del trabajo realizado, al igual que ha hecho la Concejalía de Cultura o la propia Fundación. Hecho loable.
De esta forma ha transcurrido un episodio de lo que en un inicio la gente entendía o pretendía con el 75 aniversario del fallecimiento del poeta, que era visualizarlo y hacer oír su voz, su vida y su poesía a lo largo de todo el mundo aprovechándose de esa cifra redonda. No podemos obviar que murió cantando a la libertad, aquella que le quitaron. Supongo que estas palabras sólo han servido para relatar mi estado y mis pensamientos referidos a los hechos acontecidos, pero quizá alguna persona se sienta reflejada. Sólo espero que este triste capítulo haya quedado concluso para siempre.
Cayetano Portugués (portavoz de Compromís por Orihuela)