Rubí es una ciudad de 75.000 habitantes situada en la provincia de Barcelona que se ha convertido en el referente estatal en materia de gestión energética desde el ámbito municipal.

España es un país que importa prácticamente toda la energía que consume, de modo que los ingresos por turismo equivalen al gasto en combustibles fósiles que importamos, unos 50.000 millones de euros. El recibo de la luz se ha incrementado en los últimos años en un 71%, casi exactamente en el mismo porcentaje han aumentado los beneficios de empresas del Ibex como Iberdrola. Son razones poderosas para tomarse en serio el ahorro energético a nivel particular y a nivel local.

Una de las medidas más importantes que tomó el ayuntamiento de Rubí fue la monitorización del consumo energético. Actualmente es fácil y relativamente barato la colocación de sensores de consumo eléctrico, gas, gasoil y agua, en las instalaciones municipales, cuyos datos se recogen por vía telemática (internet) en una centralita para ser analizados. Luces encendidas donde no hay gente, ordenadores funcionando sin ser usados, ventanas abiertas en estancias climatizadas, son ejemplos de mala gestión energética.

Esta medida iba acompañada de la formación y contratación de agentes energéticos que se encargan no solo de la gestión, sino también de una labor de sensibilización de la ciudadanía.

Una muestra de la determinación del equipo de gestión, fue la iniciativa de Rubí de contratar contratar la electricidad a una empresa de producción de energía renovable. El primer municipio de España en conseguirlo.

Otra medida interesante fue la gestión del consumo en los colegios de primaria contando con la colaboración de estos, mediante un acuerdo de beneficio mutuo, que consiste en que por cada euro que el colegio ahorre en energía, medio euro se invierte en el mismo centro en eficiencia energética y otro medio euro se destina al colegio para que lo invierta donde le parezca más apropiado. Es el proyecto 50-50 en las escuelas.

El parque móvil también fue objeto de mejora mediante la instalación de una fotolinera y movilidad 100% eléctrica de la flota municipal, con producción propia.

Otras medidas que se realizan desde el ayuntamiento además de labores de sensibilización y concienciación, como la semana limpia; participación en proyectos internacionales en eficiencia energética, colaboración con la universidad y la industria local; establecimiento de un sistema de auditoría energética en los comercios y un distintivo visible en cada comercio que indica al cliente el nivel de eficiencia; también actúa en casos de pobreza energética, y monitoriza consumos energéticos domésticos.

Cada año se presenta un nuevo plan energético que pretende mejorar el plan anterior. Es un proyecto siempre muy detallado y en mejora constante. Tal y como ellos dicen, no hacen grandes inversiones, solamente usan el sentido común.

Desde el grupo Compromís de Orihuela pensamos que nuestros municipios deben seguir el ejemplo de gestión de esta ciudad que consiguió ahorrar casi dos millones de euros anuales, que destina a la mejora de las instalaciones municipales y el bienestar de sus ciudadanos.

 

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